Tradiciones festivas
Los EEUU es un crisol de culturas, por lo que reconocemos diversas festividades de fin de año, comenzando por el Día de Acción de Gracias (¡sí, es una fiesta que celebra la inmigración, Presidente electo Trump!), pasando por Hanukkah, Navidad y Kwanzaa. Para este último trío de fiestas, acuñamos un término para asegurarnos de que nadie se sienta excluido: Navidahanakwanzika (no, en realidad nunca he oído a nadie usarla, es la intención lo que cuenta). Y, por supuesto, también hay que celebrar el Año Nuevo.
Hoy en día, el vino tiende a formar parte de nuestras celebraciones, sin importar la forma que tomen. Los EEU ya no es, exclusivamente, la nación abstemia que solo toma Coca-Cola; es una nación que disfruta las sutilezas y las mejores cosas de la vida.
Sin embargo, acertar al escoger un vino no es tarea fácil. Una de las claves de ser el anfitrión de una celebración exitosa es lograr la combinación justa entre lo delicioso del vino y su precio. Si sirves un vino demasiado valioso que algunos no logren apreciar, sentirás que has desperdiciado tu vino y posiblemente tu dinero. Por otro lado, si abres una botella demasiado simple, sentirás que el vino no estuvo a la altura de la ocasión. Tiene que haber algo para cada quien, y, típicamente, esto implica elegir varios vinos en vez de solo uno por color.
Luego de la ronda obligatoria de vino espumoso que da comienzo a la celebración, ofrezco dos vinos blancos. Uno siempre es un Riesling semiseco, para quienes les gusta algo dulce y normalmente no beberían vino (mi mamá y uno de mis mejores amigos - un hombre). El otro es seco y tiene una mínima presencia de roble. En la categoría de los tintos, siempre hay un Pinot Noir (un Pinot Noir de verdad - no de los que están mezclados con Syrah o Zinfandel) y un tinto más pesado. Al igual que hago durante Acción de Gracias, prefiero resaltar los vinos norteamericanos durante las festividades. Esta es mi selección de vinos para celebrar las fiestas este año:
L’Ermitage Brut de Roederer Estate
¡Es lo más parecido a un champagne que podrás conseguir! Elaborado por una casa de Champagne con filial en el Valle Anderson, es - año tras año - una botella sublime. Con notas tostadas maravillosas, apenas deja entrever sus orígenes “nuevomundistas”. Su complejidad es estimulante; sin duda alguna, es lo suficientemente noble para acompañar hasta el más complejo menú festivo. PD: opta por la botella de Brut básica si cuentas con un presupuesto más conservador. Es casi igual de fabulosa.
Riesling de Brooks Estate
Un vino que siempre se roba el show, con un toque de azúcar residual que le da un cuerpo medio, es difícil no tomarse la botella entera de Riesling de Brooks Ara de una sola vez. Habiendo dicho esto, si logras conseguir una añada más antigua, serás muy afortunado. Brooks es un especialista en Rieslings, y sus Rieslings envejecen magníficamente bien. La concentración substancial de los sabores a melón y nectarina en este vino, en conjunto con su acidez balanceada y refrescante, lo convierten en toda una exquisitez.
Chardonnay Rued Dutton Ranch de Dutton-Goldfield
Este vino presenta notas sexys de frutas tropicales como mango, papaya y banana con miel. No es solamente el viñedo que se llama Rued, sino también el clon que está plantado allí. Rued es conocido por sus cualidades exóticas, pues es una selección de Chardonnay “musqué”. Este vino jugoso, sutil y abordable se expresa con notas de roble ligeramente tostadas en añadas más frías como 2010 y 2011.
Mount Jefferson Pinot Noir de Cristom
Cuando de vinos tintos norteamericanos ligeros se trata, el Pinot Noir de Oregon es la máxima expresión. Yo prefiero los de estilo delicado y elegante a los más robustos. Ciertamente, existen todas las alternativas posibles. Puedes optar por vinos de tono más oscuro si deseas, pero yo prefiero antes cualquier añada de la Cuvée Mt Jefferson Pinot Noir de Cristom. Se pasea entre frutos negros y rojos. Es honesto y suave, y uno de mis vinos favoritos, y de los más fiables, en el mundo.
Bel Canto Cara Mia de Cadence
Estoy segura de que todos están pensando en que el último vino tiene que ser un Cabernet Sauvignon de Napa. Para ser honesta, no estoy recomendando ninguno porque los sacan al mercado demasiado temprano, y cuestan una pequeña fortuna - algo que se debe considerar si eres el anfitrión de una celebración grande. Por suerte, los vinos del estado de Washington ofrecen una excelente relación calidad-precio. Este vino, una mezcla de Cabernet Franc y Merlot, puede ser sorprendentemente pálido, pero el color no significa nada en cuanto a la calidad y la facilidad de beber el vino se refiere. Es aromático, elegante y armonioso, lo que lo hace un acompañante excelente para cualquier comida festiva.