Salceda 50, el vino en edición especial y limitada que nace para celebrar medio siglo de historia.
En esta primera añada son 4.900 botellas que proceden de los viñedos más emblemáticos
Viña Salceda 50 es el mejor tributo a la historia de la bodega que cumple medio siglo de vida. Este vino especial se ha elaborado con la variedad Tempranillo procedente de las mejores partidas de la cosecha 2017, y es fruto de una selección de los viñedos más emblemáticos que durante cincuenta años han contribuido a crear la esencia de Viña Salceda.
Criado durante 18 meses en barrica americana (80%) y barrica francesa (20%), Salceda 50 nos muestra un tinto equilibrado, corpóreo, con una clara predominancia de fruta negra fresca que emerge en boca jugosa y madura. Un vino que muestra la serenidad de la madurez y también la pasión de las gentes que le han dado vida y han cultivado su historia haciendo que Viña Salceda sea hoy sinónimo de saber hacer.
La historia de la bodega nos lleva a los viñedos de La Salceda, vinculados a la familia Rivas, casa riojana entroncada con los Ramírez de la Piscina y ennoblecida por Carlos VII con el título de Condes de La Salceda. Desde entonces, la elaboración, tradicional y artesanal, y la búsqueda de la esencia de la variedad Tempranillo para elaborar tintos con personalidad ha sido la seña de identidad.
De esta primera añada de Viña Salceda 50 se han producido 4.900 botellas de 0,75 l. PVP. 29€. Además, y para conmemorar el 50 aniversario de la bodega, todos los vinos elaborados en Viña Salceda incorporan una mención en la etiqueta
Bodegas Viña Salceda, rodeada de su propia finca, está localizada en Elciego, en la Rioja Alavesa, una ubicación con un peculiar microclima gracias a la cordillera de Cantabria por el norte y la cordillera de la Demanda por el sur, que moderan las influencias atlántica y continental/mediterránea. Los viñedos se encuentran en los términos de La Dehesilla, El Roquial y Valdefrailes y a una altitud de 410 a 450 metros, junto al río Ebro y la confluencia del río Mayor, donde los vientos actúan como refrigeración natural de los viñedos, especialmente en los períodos más cálidos del verano.
