Roqueta Origen: Ocho siglos entre viñas

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La familia Roqueta está relacionada con la viña y el vino desde el siglo XII. Tanta antigüedad les permite mirar al pasado por derecho propio,  recuperar uvas perdidas, como la blanca y radiante picapoll, y rehabilitar  métodos ancestrales de elaboración como los vinos de tina. Un apellido escrito en el viñedo.

Los orígenes de la familia Roqueta se remontan al año 1200 y se sitúan  en el corazón de la provincia de Barcelona, en las montañas de la comarca del Bages, abrupto paisaje hoy lleno de pinos y robles y que antaño fue una de las zonas vitivinícolas más importantes del país. Cuando en Francia arrasaba la filoxera, en El Bages  se plantaba uva hasta en la cima más alta del monte, con ayuda de bancales y terrazas dado lo escarpado del territorio. La uva era un bien escaso para los vecinos franceses que habían perdido ya todo su viñedo y los agricultores de estas tierras aprovecharon la circunstancia e hicieron mucho negocio con la venta de vino. No pensaban que la maldita filoxera fuera a llegar nunca… ¡Cómo iba a adentrase por aquellos parajes tan salvajes y abruptos!

Barricas en la entrada de la Masia Roqueta Mucho, mucho antes que la filoxera arrasara en Francia y que la comarca se enriqueciera con el negocio del vino, los antepasados del actual Valentí Roqueta poseían viñedos y elaboraban vinos. Y lo hacían en una bella y vieja masía de Santa Maria de Horta de Avinyó, hoy completamente rehabilitada, con una extraordinaria bodega bajo la casa que ha sobrevivido al tiempo, con sus lagares, depósitos de piedra… Una verdadera joya. En archivos comarcales podemos encontrar a un Jaume Roqueta que figura como propietario de la finca de Santa María de Horta de Avinyó, y se observa cómo fue pasando de padres a hijos a lo largo de los años y de los siglos. Algunos de ellos como el siglo XIV, fue especialmente duro para la comarca pues se  produjo un gran éxodo rural, todos abandonaban El Bages, por diversas causas, peste negra, guerras,… Los Roqueta permanecieron ligados a la tierra y a la vid.

Barricas en el interior de la antigua bodega Así hasta que a finales del siglo XIX, Ramón Roqueta Torrentó (1875-1938) –curiosamente esta familia tuvo muchos hijos varones que mantuvieron el apellido en primera línea- quiso organizar el negocio familiar con otra visión más acorde al tiempo que le había tocado vivir, siglo XIX, revolución industrial… Se trasladó en 1898 a la rica Manresa, núcleo de gran importancia productiva y capital de la comarca, y construyó allí la sede social de la bodega, de los vinos de masía de Horta de Avinyó con papeles oficiales –es decir, con nombre y apellido, con la firma Ramón Roqueta-  y desde allí comercializaba y exportaba. 

EL PROHOMBRE DEL BAGES

A la muerte de Ramón en plena Guerra Civil, su hijo Valentí Roqueta Prat siguió al frente de la bodega y consiguió superar las enormes dificultades y consecuencia del conflicto bélico, llegando incluso a modernizar  instalaciones y medios, como la inauguración de una moderna planta embotelladora que le permitió diversificar una oferta hasta entonces limitada al comercio de vino a granel y en barriles. Valentí Roqueta (derecha) y Ramón Roqueta (izquierda). @Jordi Elias Su nieto, el actual Valentí Roqueta Guillamet, enólogo de profesión y empresario modelo, diversificó el negocio  y creó nuevas bodegas, eligiendo el bello e histórico paraje que rodea a la antigua masía de Horta de Avinyó -donde todo empezó, el origen- para levantar una bodega en el año 1983,  llamada Abadal e implicándose profundamente en el tema de la recuperación de la cultura, prestigio, vides, historia de la comarca del Bages y de la Denominación de Origen Pla de Bages, que nació en el año 2006, y de la que es presidente. Su pasión y conocimiento por las viticultura le llevó hace ya muchos años -cuando las variedades autóctonas eran ninguneadas y desplantadas para mayor honra y gloria de las uvas francesas que invadieron nuestros viñedos- a empeñarse en la recuperación de una uva blanca llamada picapoll, vino estrella de la bodega Abadal.

Pero su gran inquietud y curiosidad no parecía sentirse satisfecha. Otro de sus grandes proyectos es el llamado Paisajes 1883, fecha que conmemora los años gloriosos de la comarca, cuando el vino era un gran tesoro. Este interesante proyecto, ya hecho realidad, trata de recuperar los viejos tinos de piedra situados en plena viña, donde se elaboraba y vendía el vino. Rudimentarias construcciones de piedra seca levantadas en medio del viñedo, al pie siempre de un arroyo y en medio de la montaña, La uva la pisaban arriba poniendo unas tablas entre las cuales caía el zumo de las uvas por la presión ejercidas por los pies de los propios agricultores que desafiaban el peligro de caerse ayudándose con una rudimentaria cuerda que colgaba de la rudimentaria techumbre de piedra. Hay más de 100 tinos de piedra por la comarca pero casi todos, menos los recuperados por la familia Roqueta, están en desuso. Estos tinos y barracas rehabilitados constituyen piezas de interés histórico cultural.

MÁS NATURAL, IMPOSIBLE

Viñedos en la bodega Abadal. @Jordi Elias Pero no sólo recupera las bellas y rudimentarias construcciones sino que las deja perfectas para elaborar los vinos según se hacía en el siglo XIX, sin añadido de sulfuroso y con las cepas viejísimas que quedaron por sus alrededores. Lo que hoy por hoy se llama vino natural. Nada es nuevo y menos para los Roqueta, con tantos siglos de viticultura a sus espaldas.

Y antes de acometer este proyecto de Paisajes 1883, ya había concluido su primera bodega fuera de Cataluña, en Fuente del Álamo, en Albacete, Bodega Crin Rioja, además de crear una nueva bodega en tierras catalanas, concretamente en Batea (Tarragona) llamada La Fou Celler, proyecto que lleva personalmente su hijo Ramón, el nuevo Ramón Roqueta siglo XXI; con vinos muy exclusivos y de gran calado elaborados, como corresponde a la filosofía de la familia, con uvas autóctonas, la garnacha negra y la garnacha blanca. La bodega está en una vieja casa señorial del siglo XVII en el casco antiguo del pueblo, Casa Figueras, rehabilitada y adaptada a moderna bodega sin perder un ápice de su belleza.

Interior de la nueva bodega. @Jordi Elias Valentí Roqueta ha hecho realidad otro gran proyecto. Cuando era presidente de la Caixa Rural de Manresa auspició la rehabilitación total de un complejo bellísimo, abandonado casi, que incluye el inconmensurable Monasterio de San Benet, cercano al pueblo de San Fruitós de Bages, y a crear la importante Fundación Alicia, dedicada a la investigación alimenticia, justo al lado del Monasterio. Un mundo abierto a los sentidos, donde existe un hotel con restaurante estrella Michelín, L’Ó, a cargo del joven chef Jordi Llobet, con amplios jardines con vistas al Monasterio totalmente rehabilitado, a la Fundación Alicia, a los bosques, a la Fábrica de ideas culinarias, con tienda y bodega de calado.

Independencia, autenticidad e innovación son los tres vértices de la filosofía de esta gran familia arraigada a la tierra y al viñedos desde hace ocho siglos. ¡¡Más solera, imposible!!!!

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