NOSODOS+, los más naturales de Albet i Noya.
Por un lado, el NOSODOS+ Xarel·lo 2012, un vino Penedès joven, fresco y expresivo, elaborado a partir de la variedad Xarel·lo. Proviene de una pequeña viña plantada hace más de 12 años en una de las zonas más interesantes de los Costres d'Ordal. Las tres terrazs que dibujan la finca están situadas a 400m sobre el nivel del mar y en un terreno extremadamente calcáreo que hacen que la variedad xarel·lo exprese su máximo potencial aportando frescor y una gran concentració de aromas de fruta blanca y cítricos.
Su pareja es el primero de una serie de 6 espumosos que sacará progresivamente ALBET I NOYA al amparo de la DO Penedès. Este primero como Brut Natural y de la cosecha 2011, y que lleva el mismo nombre que el vino, NOSODOS+, está elaborado a partir de un vino base 100% Xarel·lo y que, sugiendo el método tradicional, después de la segunda fermentación en botella, envejecerá con sus madres a lo largo de un año. En este caso, el xarel·lo nace en la finca Can Milà de la Roca, también situada en la zona de Costers d’Ordal. Esta viña, una de las más bonitas de la propiedad por su disposición en terrazas, es idónea para la obtención de una uva de alta calidad y de gran conentración aromática gracias a su bajo rendimiento, a sus terreno calcáreo y pobre en materia orgánica y a la aplicación de técnicas biodinámicas de cultivo.
Este espumoso del Penedés, elegante y seductor, de burbuja delicada y persistente, hace disfrutar de una amplia gama de fruta blanca madura y un equilibrio perfeco entre una acidez fresca y una sedosidad en boca de gran complejidad.
Una vez más, ALBET I NOYA ha escogido la variedad reina entre los blancos del Penedés, el Xarel·lo. La pasión de esta bodega por transmitir la tipicidad del Penedés hace que esta variedad impere en la elaboración de sus vinos.
Para conseguir estos dos grande vinos elaborados sin la adición de sulfitos, no sólo hace falta haver trabajado la viña ecológicamente y haberlo recogido a mano y seleccionado la uva antes de iniciaar el proceso de vinificación. Ha sido imprescindible un trabajo muy preciso a lo largo de todo el proceso de elaboración, manteniendo altos nivels de higiene y asepsia para evitar cualquier posible contacto con el aire y evitar así una rápida oxidación.
El hecho de ser naturales como son, y para disfrutar de su máxima expresión, se recomienda consumir el vino antes de seis meses después de su embotellado, mientras que el espumoso, ofrecerá su máximo esplendor en el decurso de los seis meses siguientes a su degüello.