HIDALGO LA GITANA. LA MANZANILLA Y LA SAL

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Registrada con el número 20, esta bodega situada en Sanlúcar de Barrameda es una de las más antiguas del marco de Jerez. Data de 1792 y por tanto está a punto de cumplir los 225 años. Una gitana pintada sobre una pandereta por el padre del gran compositor Joaquín Turina, ha sido el símbolo desde 1900 y ha dado nombre a una de las grandes manzanillas de Sanlúcar, y recientemente, a la propia bodega que oficialmente ha cambiado su razón social por la de Hidalgo La Gitana.

A principios del siglo XVIII llega a Sanlúcar de Barrameda procedente del Valle de Castañeda, Santander, José Antonio Hidalgo. Con motivo de la repoblación norte sur, muchos montañeses se afincaron en la provincia de Cádiz. Llegó para hacerse cargo de la explotación de una salina, negocio sumamente importante debido a la necesidad de esta materia prima, primordial para la conservación de alimentos, entre otros muchos usos. En 1736 nace su hijo Francisco Roque Pantaleón Hidalgo González, que se casa con la hija de un bodeguero de aquellos años apellidado Verjano, un empresario vinatero de aquella época que había adquirido unos terrenos en donde se ubica la bodega, prácticamente a la orilla del río Guadalquivir. No había construcción alguna entre estos terrenos y el río (el panorama es muy diferente en la actualidad) El hijo del matrimonio Hidalgo Verjano, cuando fallece su suegro, se hace cargo del negocio y funda la bodega Hidalgo que registra como razón social en el año 1792. Ya pueden presumir de historia pues tienen el registro número 20 de todo el marco de Jerez.

Más o menos un siglo después, allá por 1890, se creó la famosa marca La Gitana por el entonces descendiente directo de la familia Hidalgo Verjano, Eduardo Hidalgo. El nacimiento de esta marca y símbolo, un verdadero acierto, fue todo un hito de lo que hoy llamaríamos “marketing” y que entonces obedecía a una razón muy sencilla. Existía en la ciudad de Málaga un despacho de vinos regentado por una vistosa y valiente mujer gitana. Vendía mucha manzanilla de la bodega sanluqueña de los Hidalgo, a granel por supuesto, y que aún  no tenía marca como tal. Su manzanilla empezó a tener fama entre los lugareños que la llamaban “la manzanilla de la gitana”. Eduardo conoció personalmente a dicha dama de la raza calé y entabló una buena amistad con ella. Tanto es así que a los pocos años, rozando ya 1900, le encargó a su amigo el pintor sevillano Turina, padre del famoso compositor Joaquín Turina, que inmortalizara a dicha señora en dos retratos, uno realizado sobre una pandereta, y otro sobre un lienzo. Y así nació, desde 1900, uno de los símbolos más representativos de la manzanilla de Sanlúcar de Barrameda. La cara de la gitana propietaria de aquel despacho de vinos de Málaga  es desde entonces consustancial a la bodega de la familia Hidalgo. Tanto es así que la razón social, hasta hace relativamente pocos años será Vinícola Hidalgo, actualmente es Hidalgo - La Gitana.

EL GRAN MERCADO DEL XIX Y LA CAIDA DEL XX

A finales del siglo XIX, la bodega se convirtió en la mayor productora de manzanilla, siendo líder indiscutible y podían permitirse el lujo de ser exclusivistas. Entre 1900 y 1960, la firma jerezana González Byass  compra un 25%  de la bodega, que años después, en 1980, recompra Juan Luis Hidalgo, entonces responsable máximo de la bodega. Años gloriosos para La Gitana y la bodega, tanto es así que no daban abasto y adquirieron un gran casco  
(edificio de crianza de vinos) llamado La Arboledilla, con sus vinos, para poder abastecer la demanda. La Arboledilla es la gran catedral del vino del Marco de Jerez, pues está considerada como la bodega más alta del mundo. Se construyó en 1835 y fue diseñada por un maestro de obra, ya que ningún arquitecto se atrevía a construirla por sus colosales dimensiones y su gran altura. Este edificio ha tenido varios propietarios a lo largo de su azarosa existencia y a finales de los años 80, principios de los 90,  pertenecía a Marcos Eguizábal, el empresario riojano que fue uno de los mejores “damnificados” por la expropiación de Rumasa. Por un importe equivalente a mil millones de pesetas, vendió esta joya arquitectónica con todo su contenido enológico, a Vinícola Hidalgo, que así rezaba en aquellos años la razón social de la firma que hoy es Hidalgo La Gitana. El joven y actual director comercial de la firma, Fermín Hidalgo recuerda que allí hizo su primera comunión en el año 1993.

Pocos años más tarde de la adquisición de La Arboledilla, la gran huelga que padeció el sector, supuso un enorme revés a los Hidalgo, que aunque tenían existencias y bodegas, no podían embotellar y por tanto perdieron sus grandes clientes y sus exclusivas comerciales. Tuvieron que vender la gran catedral de La Arboledilla, con todas sus existencias a la firma Barbadillo a finales de los 90. Desde aquellos años hasta la actualidad, la bodega familiar ha conseguido salvar los muebles (a pesar de tener que vender este inmueble) y tras grandes restructuraciones en el consejo de administración, hoy el equipo gestor ha cambiado de manos pero no de familia. Siguen siendo los Hidalgo.

VIÑA EL CUADRADO

Una de las joyas de La Gitana es su viña El Cuadrado, situado en uno de los pagos más demandados por su calidad para finos y manzanillas, el llamado Balbaína Alta, entre Sanlúcar de Barrameda y Jerez. Aún podemos encontrar viejas cepas que han sobrevivido a los avatares poco favorables de estos últimos años, que condicionaron el arranque de muchas de esas viejas glorias hoy tan demandadas. La Gitana y el resto de los excepcionales vinos amontillados, olorosos y palos cortados de la firma, hoy por hoy provienen de sus propios viñedos. La firma es propietaria asimismo de una muy prestigiosa manzanilla de las llamadas “pasadas” de nombre Pastrana. Con más años de crianza, más “clases” (criaderas), y que es un auténtico “single vineyard”, es decir, proveniente de los vinos de un solo viñedo situado en el también espléndido pago de Miraflores, en Sanlúcar de Barrameda.

Es justo y necesario terminar esta corta historia con una gran novedad que ha llevado a cabo la bodega, tras una fuerte inversión. Ha desarrollado un sistema de grifo que expende la famosa manzanilla La Gitana super fría en barras de bares “gourmets”. Toda una novedad que ha incrementado considerablemente las ventas. A día de hoy, existen 270  establecimientos que ya tienen La Gitana en grifo. Ya tienen uno funcionando en EEUU, 10 más están en camino de cruzar el atlántico y en el sherry club de Tokio, se colocará el primer grifo de manzanilla La Gitana este otoño.

Habida cuenta de la pasión que los japoneses sienten por los vinos del Marco de Jerez y por el flamenco, el éxito está asegurado. La Gitana a discreción…. en el país del sol naciente.

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