“Hay caras que no se olvidan”, la nueva campaña de Bodegas Faustino que acentúa su valiosa identidad.
La marca Faustino alardea de su icónico retrato y su nombre propio poco común en la actualidad en su nueva campaña, siendo una de las 20 marcas de vino más admiradas del mundo.
Bodegas Faustino, bodega perteneciente al grupo vitivinícola Familia Martínez Zabala, lanza esta nueva campaña presumiendo de algo “extremadamente valioso, que nos representa y nos distingue”, una cara y un nombre.
Una identidad que “nos hace diferentes, únicos”, reconocidos mundialmente ya que somos el Rioja más vendido del mundo en la categoría Gran Reserva, una de las 20 marcas más admiradas.
La apariencia de su reconocida etiqueta con el nombre Faustino y su especial tipografía gótica imprimen carácter a todos nuestros vinos, resaltando dentro del mundo del vino tanto por su calidad como por su imagen. Con el claim “Hay caras que no se olvidan”, Faustino abraza y presume orgulloso de sus valores.
Bodegas Faustino destaca en esta campaña recursos muy actuales con toda su gran gama de vinos, reforzando sus señas de identidad al mismo tiempo que los actualiza para conectar ampliamente con el consumidor y acercarse a un público más extenso.
La campaña “Hay caras que no se olvidan” tiene como objetivo mejorar el posicionamiento de la marca Faustino e incrementar su notoriedad espontánea.
La difusión de esta campaña para este 2024 empieza este mes de septiembre. Las piezas publicitarias y cuñas tendrán presencia en medios nacionales y regionales, tanto digitales como radiofónicos, así como medios top internacionales, soportes exteriores y redes sociales.
60 años de Faustino I Gran Reserva
El lanzamiento de la campaña “Hay caras que no se olvidan” tiene lugar en un momento muy especial para Bodegas Faustino, la cual celebra en este 2024 el 60 aniversario de Faustino I, su vino más icónico, líder en exportación de la categoría más prestigiosa de vinos de Rioja y presente en más de 140 países, donde obtiene méritos y galardones año tras año.
Faustino I encarna una historia familiar, ya en la cuarta generación. Aparece por primera vez en 1964 con la añada de 1958, cuando Julio Faustino Martínez, tercera generación de la Familia Martínez Zabala, decidió hacer el cambio de marca de los vinos de la compañía familiar al comenzar su camino hacia la exportación. Faustino sería un homenaje al nombre de su padre, a quien adoraba.
La imagen tan característica de la botella de Faustino I tampoco es fruto del azar. En su reconocida etiqueta, Julio Faustino rinde homenaje a su abuelo Eleuterio, eligiendo la figura de un comerciante de linos pintado por Rembrandt. Completa el conjunto de la famosa botella su revestimiento mineral que protege el vino de la luz, así como su malla tradicional que, a su vez, protege la etiqueta y la botella de la manipulación externa.