González Byass. Tío Pepe y la Pepa
El fundador de esta famosa bodega jerezana nació en la villa gaditana llamada Sanlúcar de Barrameda, justo el mismo año que se promulgaba la Constitución de 1812, llamada La Pepa. Una coincidencia que no fue la causa del bautizo del más internacional de sus vinos, el Tío Pepe, sino un parentesco real con un hermano de su madre, de nombre José, que tuvo un gran papel en el exitoso desarrollo de la misma, y a quién le dedicó su famoso vino fino.
Sorpresas que da la vida. Manuel María González Ángel, fundador de la bodega en el año 1835, y que actualmente es la más importante de Jerez, la firma González Byass, tuvo mucho, muchísimo que ver con Sanlúcar de Barrameda, la capital de la manzanilla, ese fantástico hermano del fino que allí se elabora y que muchos consideran su competencia. Es más, ha llegado a enfrentar a bodegueros de ambas villas gaditanas en guerras absurdas puesto que tanto el fino como la manzanilla son hermanos prácticamente gemelos y de enorme calidad, comparten Consejo Regulador, están en el mismo marco y pocos kilómetros las separan, o unen. Como ustedes prefieran.
Nació Manuel María en el año 1812, hijo de José Antonio González Rodríguez, apellidos exentos de glamour pero que correspondían a un alférez de caballería y Guardia de Corps, élite de militares a las que difícilmente se podía acceder. Había que ser además de alto, y bien plantado, bastante rico, por supuesto. No era cuestión baladí.
Fue destinado a finales del siglo dieciocho a Sanlúcar de Barrameda para que se encargara de regentar y administrar los dineros que derivaban de la venta de sal, con el cargo de Visitador General de las Rentas de Salinas. Las salinas de esta villa gaditana pegada a la desembocadura del Guadalquivir, justo enfrente del famoso Coto Doñana fueron durante siglos su principal riqueza. En aquellos años la sal era materia prima de gran predicamento por sus múltiples aplicaciones, entre ellas la de ser imprescindible para mantener los alimentos. A la villa de Sanlúcar llegó don José Antonio, con su buena planta y su gallardía. Soltero a los 31 años.
Al poco tiempo se casó con una angelical señorita sanluqueña Rosario Ángel, de apellido muy adecuado a sus bondades y casi veinte años menor que él. Tuvieron siete hijos y el menor de todos, nacido en la primavera de 1812, justo cuando se promulgo en las Cortes de Cádiz, la Constitución Española llamada La Pepa, se llamó Manuel María, y es nuestro hombre, junto con el hermano de su madre, José, muy querido por él y que siempre le ayudó. El fue el famoso Tío Pepe, fino jerezano internacionalmente conocido.
Un gran comerciante
A Manuel María González Ángel, debido a su mala salud, decían, no le dejaron estudiar carreras importantes, como a sus hermanos médicos y abogados, y sólo pudo realizar estudios de comercio que realmente le vinieron de miedo. De haber sido médico, hubiera salvado muchas vidas pero desde luego no existiría González Byass, una de las bodegas más hermosas del mundo. Al morir su padre y con 20 años, se marchó a trabajar a Cádiz capital, entonces gloriosa, importante y centro de todos los negocios ultramarinos con los nuevos territorios americanos. Era prácticamente la capital comercial del país.
La compañía se llamaba Lasanta y allí el joven Manuel María destacó enseguida por su constancia, inteligencia y capacidad de trabajo. Manuel María tenía una idea fija, hacerse rico y trabajaba incansablemente para conseguirlo. Al poco tiempo de estar allí se casó con Victorina, una señorita gaditana de respetable y adinerada familia. Debido a su actividad profesional se percató de la existencias de botas (barricas) de vinos de Jerez en el puerto de Cádiz, que empezaban a exportarse a Inglaterra y otros destinos en barcos.
Era el año 1834 y ya se había disuelto el gremio de Vinatería que hasta entonces impedía el envejecimiento de los vinos de Jerez. Se le ocurrió que podría dedicarse a comprar vino y exportarlo y para ello decide comenzar una aventura como exportador, que no como elaborador. Compró una partida de vinos en Sanlúcar de Barrameda, donde él había nacido y crecido y conocía a mucha gente, y alquila un pequeño local situado en un barrio que nada tenía que ver con la localización actual de las bodegas. Compró el equivalente a 10 botas (barricas) con la intención de venderlas en Inglaterra, donde ya los vinos de Jerez gozaban de gran predicamento.
Inteligente Manuel María, quiso antes de hacer la operación contactar con otro amigo suyo de su infancia sanluqueña que a la sazón vivía en Londres porque su padre estaba destinado allí. Su nombre Juan Bautista Dubosc. Embarcó las 10 botas en un barco llamado Brilliant, que su amigo le recomendó puesto que era propiedad de un armador inglés, muy rico, que a su vez era un importante wine merchant (importador y comerciante de vinos en Gran Bretaña). Se llamaba Robert Blake Byass.
Comienza la “Compañía”
La firma comercial que exportó esas 10 primeras botas era Manuel González y los vinos eran pale, golden y brown, los que se solían vender en el mercado británico entonces. El negocio no debió salir mal porque decidió asociarse con su amigo sanluqueño que le proporcionaba los vinos, y su otro amigo también de Sanlúcar que le proporcionaba los contactos y el soporte en tierras británicas.
Pasó a llamarse Manuel María González y Cia. Que después pasó a llamarse González Dubosc, cuando uno de los socios, el proveedor de los vinos, decidió vender y dejar la sociedad. Mucho trabajo les costó conseguir el dinero para pagarle pero siguieron luchando.
Las ventas de vino aumentaban y comprendieron que necesitaban un distribuidor exclusivo para Gran Bretaña y nadie mejor que el famoso Byass, el rico armador de aquel primer barco que llevó las 10 botas. Le convencen y aunque quiere entrar en la sociedad, y a pesar de que necesitaban dinero porque se metían en importantes inversiones para la época, los dos socios y amigos Dubosc y González se dejan querer y no le dan sitio más que como agente y distribuidor.
Aún no elaboran vino alguno. Sólo compran y venden. Manuel María se marcha a vivir a Jerez desde Cádiz y comienza a pensar en crear una bodega de elaboración propia. Adquiere diversos locales y bodegas por la zona cercana a la catedral, donde hay se encuentra la sede de González Byass. Solares y locales que estaban en pequeñas calles, entonces urbanas, y que hoy pertenecen al recinto de la bodega.
Tío Pepe y el fino
Estamos en 1840 y el fino no se exportaba. Sólo se bebía localmente. Su tío Pepe, que siempre le ayudó generosamente pero sin implicarse en la sociedad, se empeñó en que mandaran al distribuidor inglés, Byass, una partida de vino seco y pálido, el fino, desconocido hasta entonces más allá del consumo local. Y tuvo éxito. Manuel María le dejó a su querido tío Pepe una de las bodegas que había adquirido a un sacerdote para que su tío hiciera sus vinos finos que tanto quería. Actualmente es la llamada bodega del Tío Pepe y un cuadro de este querido tío carnal del fundador preside esta recoleta bodega. La marca no se pudo registrar hasta 35 años después, pues no existían posibilidades de registro.
La sociedad va viento en popa, y ya figuran entre los más importantes elaboradores y exportadores de sherry y por fin decide el fundador dar entrada como socio a Mr. Byass, en 1855, y la firma pasa a llamarse González Byass hasta el día de hoy.
En estos años empezaron a fabricarse botellas en España, a etiquetarse rudimentariamente los vinos, y Manuel María comienza a construir su primera bodega de nueva planta llamada la Constancia. Hasta entonces, fue comprando pequeñas bodegas ya existentes algunas, y solares, todos cercanos a la catedral, como vinos anteriormente. A los pocos años, la Cuadrada, con las medidas exactas de una aranzadas, 4.472 metros cuadrados, Los Apóstoles, la célebre Concha, atribuida a Eiffel, …, todas ellas de gran valor arquitectónico cada una en sus diferentes estilos y épocas. Todas rodeadas de jardines tropicales de gran belleza que convierten a González Byass en uno de los recintos enológicos más hermosos del mundo.
Un hijo de Manuel María González, Pedro Nolasco, Marqués de Torresoto le hereda en las responsabilidades directas y a su vez otro hijo suyo, Manuel María González Gordon, marqués de Bonanza, muy querido por todos los jerezanos, hombre sabio e investigador nato, ingeniero industrial que contribuyó con sus conocimientos a modernizar las instalaciones de la bodega, ya enorme, y a quien se debe el mejor libro sobre el Vino de Jerez, considerado como la llamado la Biblia del Jerez, toma el mando.
En el año 1988, los herederos de Robert Blake Byass deciden dejar la sociedad por lo que a día de hoy, y a excepción de una pequeña participación de dos agentes, uno en Japón y otro en Suiza, es una empresa completamente familiar. El hijo de Don Manuel María González Gordon, Mauricio –recientemente fallecido- continuó con la labor hasta que delegó la presidencia en su hijo también llamado Mauricio, que es actualmente el presidente de la firma.