Desde Francia con Amor. Terra Remota

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Iniciamos una nueva serie de reportajes dedicados a bodegas fundadas por extranjeros -desde finales del siglo XX, no centenarias por tanto- en tierras españolas. Un homenaje a todos los que apostaron por las grandes posibilidades de nuestras uvas, clima, diversidad y paisanaje. El vino no conoce fronteras

Terra Remota no lo es tanto para sus propietarios, Marc y Emma Bournazeau, franceses residentes entre Toulouse y Perpignan. Están más cerca de ella que la mayoría de la gran mayoría de los españoles. Para nosotros sí puede considerarse remota y lejana pues linda casi con la frontera francesa. Muy cerca de La Junquera, casi en pleno Rosellón, esa tierra que junto con la Cerdaña, ha sido valor de cambio en la historia de nuestro país desde tiempos “remotos” de árabes, francos, carolingios, visigodos, reyes de Aragón, de Castilla…

Marc & Emma En el año 1999 el padre de Emma, Claude Florensa, de padre español, de Lleida, republicano que salió como muchos otros al exilio francés, que ya había nacido en Francia y de madre francesa,  tuvo la oportunidad y la ilusión de volver a la tierra de su padre y adquirió unas 40 hectáreas de bosque mediterráneo en un hermoso paraje, solitario, cautivador por su apariencia de lejanía respecto al resto del mundo, aunque está a 15 kilómetros del Mar Mediterráneo, de la bulliciosa Costa Brava, de Rosas, de El Bulli, de Cadaqués…. Exactamente en el Alto Ampurdán, entre los pequeños pueblos de Capmany y Sant Climent Sescebes  provincia de Girona, tierra hermosa, plácida y con una enorme personalidad en cuanto paisaje, arquitectura, modo de vida y silencio. Una tierra de enorme cultura gastronómica, intimista y personal, que valora el arte de las cosas bien hechas, sin aspavientos ni oropeles.  

Claude vislumbró en estos parajes lo que años atrás consiguieron llevar a cabo su hija Emma y su marido Marc. El falleció pocos años después de adquirir la tierra “remota” pero la herencia estaba asegurada. Marc, notario de profesión en Toulouse, dejó la seguridad del documento y la escritura, por la aventura impredecible de las vendimias y fermentaciones, de las que nunca se puede “dar fe” hasta que han acontecido, con sus luces y sus sombras.

EL BOSQUE PERFUMADO

Cuando la finca se adquirió, apenas había algunos restos de cepas viejas en ella. Eran parajes, terrenos boscosos con abundancia de robles y alcornoques, quejigos, pinos, olivos y enmarañadas zarzamoras, lavanda, tomillo… Un bosque mediterráneo en el más amplio sentido de la palabra. Desbrozaron parte de las hectáreas para plantar viñedo con un propósito bien marcado: calidad. Plantaciones por parcelas y con un marco de densidad mayor que el habitual en la zona, D.O. Empordà, 4.600-4.800 cepas por hectárea (la media en la zona es de 3.600). La producción es muy baja, más o menos de un kilo por cepa. Resultado: 27 hectáreas de viñedo en parcelas que ocupan suaves lomas, siempre plantadas en orientación norte sur, y siempre rodeadas de los bosques autóctonos que sin duda trasmiten sus aromas mediterráneos a las uvas. Garnacha negra, garnacha blanca, syrah, chardonnay, tempranillo y chenin blanc, en perfecto estado de revista, todas en cultivadas en ecológico. Cada  una de las parcelas o “clos” ostenta orgullosamente sobre cuidado cartel de madera, el nombre de una de las personas implicadas en el proyecto. Por supuesto hay una, Nono, dedicada a Claude, el padre de Emma al que así cariñosamente llamaban. .

En el centro de todo, la bodega, un edificio de líneas rectas, totalmente integrado en el paisaje, se diría que establece un diálogo de mimetismo con él, construida aprovechando el desnivel del terreno, para trabajar por gravedad y con cubiertas vegetales. Arriba recepción de uva, abajo depósitos, más abajo sala de barricas por la que también se accede a la parte social, despachos, recepción de visitas… Todo respira transparencia, diseño contemporáneo de gran calidez –y por supuesto gran calidad; el interiorismo está firmado por Pepe Cortés, en colaboración con el arquitecto Nacho Ferrer- y sobre todo, es pura armonía, sencillez sin concesiones al artificio ni a la fastuosidad.

SE HACE CAMINO AL ANDAR

Una muestra más de la sensibilidad de este matrimonio francés fue la elección del nombre de los vinos que conforman el eje principal de su producción. Debido a la devoción que sienten por el gran Antonio Machado, y a la cercanía de Perpignan, lugar de origen de Claude y Emma Florensa, a Colliure, la villa francesa donde murió y está enterrado el poeta, eligieron la palabra Camino para su vino de mayor producción, por aquel incomparable poema que ha dado la vuelta al mundo y que todos conocemos “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar…”  Su primer tinto que salió al mercado en el año 2006 (garnacha negra, syrah y algo de cabernet sauvignon) lo hizo con el nombre de Camino. Todo un símbolo de la filosofía de esta bodega, de sus propietarios y de sus vinos. Este Camino recorrió sus primeros pasos por senderos ajenos, pues aún la bodega no estaba terminada. En el 2007, se abrió camino en su propia y modélica bodega de la mano de un compañero blanco bien llamado Caminante, como no podía ser menos. Luminoso y dorado con sus 5 meses de barrica, elaborado con garnacha blanca, chardonnay y chenin blanc, elegante y afrancesado. Desde el año 2013 este Caminante no puede pasear por los senderos marcados por la D.O. Empordà, aunque anteriormente si lo hacía, por la presencia de la chenin blanc. Y como Marc es especialmente hombre de leyes, al no querer prescindir de su chenin blanc, se acogió a la D.O. Catalunya. También en 2007 salió al mercado otro compañero de viaje, Clos Adrien, este se equipó para recorrer caminos más exclusivos, pues sólo se elaboran 5.000 botellas y su precio ronda los 40 €. (90% syrah y 10% garnacha negra). No podía faltar un rosado, de nombre Caminito, sólo de garnacha negra, la que se cosecha más temprana., vestido de rosa salmón. Fineza y elegancia.

Marc y Emma siguieron y siguen haciendo camino al andar y justo un año después, en 2008, decidieron elaborar una nueva marca de nombre Usted, la gama más alta de la bodega que sólo se elabora en años excelentes, 1.500 botellas, garnacha y syrah, con tres años de crianza (150 €). Por parajes tan bucólicos y ecológicos, no podía faltar un vino natural al que llamaron sencillamente Tan Natural. Lo pusieron a andar en el año 2012, muy ligero de equipaje, y por supuesto de sulfuroso, sólo 5.600 botellas, con tempranillo y garnacha negra.

Los caminos de Emma y Marc no se recorren sólo en geografías ampurdanesas, también llegan al Cono Sur, a Chile. Hace años, el padre de Emma y dos amigos de Perpignan, decidieron crear una bodega en Apalta, en pleno corazón del valle de Colchagua, reconstruyendo una hermosa mansión colonial, rodeada de viñedo.  La llamaron Las Niñas en homenaje a sus hijas. Actualmente Marc es presidente y recorre caminos en el cielo constantemente para dar buena fe de la marcha de esta bodega chilena. De Perpignan a Chile pasando por el Ampurdán.

Decididamente, los vinos no tienen fronteras.  

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