Codorniu: Cinco siglos de historia

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La historia de Codorníu se remonta hasta el siglo XVI, concretamente al año 1551. Algunos documentos datados en aquel año dan fe de que Jaume Codorníu, propietario de viñedos, tenía prensas, barricas y cubas para elaborar vino. Ese momento marca el inicio de la historia de la empresa familiar más antigua de España y una de las más antiguas del mundo.

Caves Codorniu

En el siglo XVI, se produce un acontecimiento que también marcará la historia de esta casa: Anna, la heredera de la masía Can Codorníu, incluidas tierras y viñedos, se casa con Miquel Raventós, viticultor. Este enlace determina que desde aquel momento, Codorníu y Raventós son dos apellidos que quedarán vinculados para siempre como el “alma mater” de esta empresa. De hecho, al frente de Codorníu, se encuentra Mar Raventós, decimosexta generación de la familia, y que está consiguiendo mantener unidos a más de 500 familiares que genealógicamente son originarios de aquel enlace entre Miquel y Anna. De éstos, 218 son accionistas de la empresa.

Pero volvamos a la historia. A lo largo de los años, hay momentos importantes y que suponen cambios en la personalidad de una empresa. Después de muchos años de experimentos y de algún viaje a la Champagne, Josep Raventós Fatjó, elabora y describe en algún documento lo que era un vino blanco espumoso, que al fin y a la postre sería el cava. Él fue el pionero en la elaboración de este producto que hoy es conocido mundialmente y que empezaría a competir con otro producto similar como era el champagne. Este “hallazgo”, si podemos describirlo de esta forma, supuso un cambio importante y una reorientación estratégica determinante en la historia de Codorníu y sentó los cimientos de los que hoy en día es esta empresa. Y estamos hablando del año 1872…

En 1885, fallece Josep Raventós Fatjó y su hijo, Manuel Raventós, hereda Can Codorníu. Visionario y emprendedor, cree que el cava tiene potencial y mucho recorrido y toma la decisión de que la empresa se dedique, en exclusiva a la elaboración del mismo. Con el fin de ampliar sus conocimientos enológicos, realizó algún viaje a Francia. En esa época, y debido al paso de la filoxera por la zona del Penedés, se toma la decisión de arrancar todos los viñedos y en su lugar plantar un injerto americano inmune a la plaga y, además, decidió construir unas grandes bodegas que se convirtiesen en referente de la zona del Penedés, concretamente en Sant Sadurní d'Anoia.

¿Sabías que?...

Cada nuevo miembro de la familia que viene al mundo es bautizado con una cucharadita de cava. Es un signo de distinción que pertenece al clan de la familia empresaria más antigua de España.

La nueva bodega se encargó a uno de los arquitectos modernistas con más renombre internacional, Puig i Cadafalch, discípulo de Antonio Gaudí, quien también construyó la que fue, durante muchos años, la residencia de la familia Raventós, la Casa Pairal, bajo la cual, se produce el envejecimiento del cava. Obvio es decir, que, dado el volumen de negocio, hay más estancias en la que se produce dicho proceso en la elaboración del cava.

Todo el conjunto arquitectónico fue declarado monumento histórico-artístico Nacional en 1976, y recibe unas 100.000 visitas cada año, lo que supone un reconocimiento a la obra realizada por el arquitecto y también un orgullo para la bodega.

A principios del siglo pasado, en 1914, cuando Manuel Raventós adquiere 3200 hectáreas de tierra en lo que hoy es la D.O. Costers del Segre, es cuando, se empieza a gestar lo que hoy en día se conoce como “Grupo Codorníu”. A posteriori, y con el fin de ampliar el negocio, se han ido adquiriendo y forjando diferentes bodegas en diferentes denominaciones de origen españolas (Penedés, Rioja, Priorat, Ribera de Duero) así como en el extranjero (Napa Valley en California –USA- y Mendoza en Argentina).

Y la generación actual, al frente de la que se encuentra Mar Raventós, sigue avanzando en pos de una mejora continua de sus productos, de una mayor calidad, innovando de forma constante, y aprendiendo de lo que tienen delante de ellos: la tierra, sus viñedos. Todo bajo una premisa básica que ha sido lo que ha caracterizado a Codorníu durante estos casi 500 años: el respeto.

Larga vida a Codorníu.

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