Castillo de Ygay 2007
(Marqués de Murrieta)
Una de las bodegas que nos sabemos de carrerilla al hablar de Rioja es Marqués de Murrieta y como sucede habitualmente con esta denominación de origen, ya pasa a formar parte de nuestro imaginario colectivo e interiorizamos la bodega como propia. Eso nos ocurre sobre todo cuando encontramos una botella de Castillo de Ygay en una boutique de New York o en la carta de vinos de un restaurante en Hong Kong. Y no es casualidad ni una moda de exportación exótica sino más bien una tradición pues Marqués de Murrieta es desde hace años una de las bodegas “clásicas” de rioja más bien considerada por los conocedores de vino del planeta. Sobre todo por una razón que en los últimos 20 años han sabido hacer muy bien; Aunar tradición y modernidad de manera muy elegante y sin estridencias, sin romper con el pasado y sin desmarcarse de manera exagerada con el precio de sus vinos. A la larga, construyes y perpetúas mejor tu marca, el público lo sabe y las generaciones nuevas lo respetan.
Uno de los más aristócratas e icónicos vinos nacionales que lleva décadas en el mercado y que luce una de las etiquetas más “tatuables” de la historia. Desde que se lanzó la marca Ygay y que tuvo su añorada versión blanca, ha sido por decreto, uno de los Gran Reserva de cabecera para muchos consumidores. Es interesante revisar sus añadas más viejas por la complejidad que desarrollan con el paso del tiempo. Este 2007 seguirá esta distinción aunque suceda a un enorme 2005. Aun algo tierno, procede del pago La Plana dentro de la finca Ygay donde crece el tempranillo a casi 500 metros de altitud. Pasó 28 meses en barrica como lo hizo el poco graciano que culmina el coupage. Ambos fueron juntados en la etapa final para estar 6 meses en depósito de hormigón y posteriormente dormir como mínimo tres años en botella antes de ver la luz.
Vista
Color rojo burdeos oscuro muy brillante.
Nariz
Fragante y dulzón, tiene un bouquet muy atractivo. Ese recuerdo permanente de maderas desaparece rápidamente para dar paso a fruta negra, notas de regaliz y coco.
Boca
Con nervio aun presente, es un vino que puede disfrutarse ahora pero que agradecerá unos años más de botella para terminar de ser redondo. Es muy fresco y bien equilibrado y con buen recorrido. Un clásico bien traído al siglo XXI. El gran reserva más hipster del momento.
Parpatana de atún braseada.