Bodegas y Viñedos Finca la Reñana Alejandro Simó ve realizado su sueño.

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Vinos procedentes únicamente de viñedos emblemáticos y mágicos, más allá de los Singulares.

Alejandro Simó da un paso más, y sigue cumpliendo el sueño de elaborar vinos de fincas emblemáticas y mágicas, más allá de los singulares. Tras 20 años al frente de Bodegas Luis Alegre como socio vinícola, director y gerente, da un vuelco a la filosofía de la bodega, pasa a liderar este nuevo proyecto, Bodegas y Viñedos Finca La Reñana, centrado únicamente en la elaboración de los vinos más emblemáticos.

Alejandro Simó Alejandro, Ingeniero agrónomo y enólogo, conocido como “El Alquimista de La Madera”, comenzó su labor tonelera en 1996 en Radoux-Victoria, uno de los grupos más importantes de Europa. En ocho años  se familiarizó con el roble, descubrió todos sus secretos y aprendió la importancia de seleccionar la mejor madera para cada vino, y transformarla en barrica, sin dejar nada al azar. Tras esta etapa fundó en España Tonelería Quercus.

Toda esta experiencia le llevó a desarrollar un tratamiento pionero para la selección de la madera, denominado por él mismo “Crianza de Precisión”, que aplicaría, años más tarde. Para Simó, los grandes vinos deben criarse en las mejores maderas, controlando el proceso desde el origen, sin restar protagonismo  a su carácter, procedencia, variedad y en definitiva, al terroir. De esta manera, la madera es un sutil acorde que acompaña al vino pero jamás se apodera de su esencia.

En este proyecto únicamente se elaborarán los vinos de la gama Premium, entre los que se encuentran; Pontac, Pontac Portiles, Finca La Reñana Selección Especial, Finca La Reñana Blanco, Finca La Reñana Desbastado Blanco Viura, Finca La Reñana Desbastado sobre maceración carbónica y Finca La Reñana Desbastado Rosado.

 

Dos viñedos con historia: Finca La Reñana y Finca Portiles

Los grandes vinos tienen su origen en el viñedo. Garantizar su calidad sólo es posible partiendo de una materia prima que cumpla los parámetros físico-químicos necesarios para conseguir equilibrio, elegancia y personalidad. El respeto hacia el medio ambiente, las prácticas de cultivo adecuadas durante todo el ciclo de la vid y una vendimia cuidadosa, junto a una elaboración respetuosa, van a influir directamente en la calidad, el carácter y la tipicidad del vino. Todo esto se ve favorecido con la gestión de los viñedos propios, que permite que los equipos de campo trabajen bajo criterios técnicos enfocados a la calidad de cada vino.

La Finca La Reñana fue plantada en 1945. Con una superficie de 8,43 hectáreas, sus viñedos históricos con más de 70 y 90 años de antigüedad y una producción muy reducida dan lugar a vinos elegantes y longevos. Situada entre Laguardia y Elvillar, a una altitud superior a 600 msnm, su escaso rendimiento (3.500 kg/ha) permite una maduración lenta y pausada, favoreciendo el equilibrio entre azúcar y acidez. El pasado hace de la Finca la Reñana un lugar aún más especial, ya que en ella se encuentra el Dolmen de la Huesera donde se realizaban ritos prehistóricos.

La centenaria Finca Portiles, tiene base caliza y gran influencia férrica, garantizando la concentración y estructura del vino. Se plantó en 1920 y está situada en Laguardia a 450 metros de altitud.

Finca la Reñana Selección Especial 2017

Finca la Reñana Selección Especial 2017, es un vino tinto que se caracteriza por su finura, elegancia, alta mineralidad y profundidad junto con un gran potencial de guarda debido a la elevada composición caliza del suelo.

Con 95% Tempranillo, 5% Graciano y Mazuelo, en nariz es especiado, con fruta roja, vainilla y fondo de canela. Presenta gran complejidad, con sutiles recuerdos balsámicos, minerales y de cacao. En boca es elegante, fresco y sabroso. La madera está perfectamente integrada en el conjunto debido al exhaustivo trabajo de selección y tratamiento de la misma que tiene lugar desde el bosque hasta que la barrica está construida.

La crianza, durante 16 meses en barricas nuevas de roble de los mejores bosques de Francia, aporta complejidad aromática y estructura. Tras este proceso se embotella con un leve filtrado, saliendo al mercado 20 meses después, con un perfecto equilibrio y redondez.

Su original etiqueta recuerda la técnica de confusión sexual empleada en estos viñedos para el control de la polilla del racimo. Una técnica respetuosa con el medio ambiente, gracias a la cual se lucha contra las plagas de polilla sin eliminar al insecto permitiendo, que la cadena trófica siga su curso, sin  alterar el ritmo que marca la naturaleza.

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