Bodegas Palacios Remondo. Alma, tradición y pasión en la Rioja oriental
La bodega Palacios Remondo se enmarca en un entorno con más de 2.000 años de tradición y cultura vitivinícola. Ubicada en la localidad riojana de Alfaro, sus 110 hectáreas producen vinos personales que firma el reputado y conocido Álvaro Palacios. La frescura de La Vendimia, la madurez de Plácet, el clasicismo de La Montesa y la viveza de Propiedad confieren personalidad a una bodega que aúna tradición con nuevos retos. Sus vinos desprenden la afinidad de la viticultura tradicional en el entorno natural de los viñedos del Monte Yerga en el municipio de Alfaro y el alma, el carisma y el sello personal de Álvaro Palacios.
La bodega en primera persona
Álvaro Palacios en sí mismo ya es una marca de calidad y compromiso, transfiere su emoción, pasión y alma en cada uno de los vinos que elabora. Forma parte de la quinta generación de la familia dedicada al vino y está al frente de Palacios Remondo desde el año 2000, cuando tomó las riendas del negocio tras el fallecimiento de su padre.
Álvaro Palacios se relaja paseando entre viñedos, disfruta del contacto con la tierra y nos explica que fue en 1945 cuando sus padres se independizan del linaje histórico y construyen su propia bodega: “mi padre era un emprendedor romántico, nos parecemos en esa pasión por el trabajo y en el lado más sensible de los elementos”.
Con orgullo y pasión Álvaro Palacios nos muestra los viñedos de la finca de Alfaro, en la Rioja oriental, y nos transmite su amor por la tierra y el vino: “soy muy feliz trabajando en esta zona, me cautiva la tranquilidad del territorio”.
La Rioja es una de las regiones españolas con más tradición vitivinícola y así lo relata Palacios, que como buen conocedor de la historia de la zona nos habla de la cultura secular de la viña y la distinción que tuvo en el siglo XIX por la influencia de la aristocracia y su crecimiento y relevancia a lo largo de los años.
Las cepas viejas y la uva autóctona
Muy a menudo se asocia La Rioja con la variedad de uva tempranillo, pero es evidente que una zona con esta tradición vitivinícola no se puede centrar exclusivamente en un tipo de uva. En el sureste de La Rioja el clima disfruta de una influencia mediterránea más acentuada, y de siglo en siglo la naturaleza eligió a la uva garnacha tinta como variedad reina de esta zona.
La garnacha desarrolla un ciclo vegetativo largo acorde con el ritmo geoclimático más seco y luminoso, para Palacios esto se traduce en “una variedad que transforma lo árido y lo tórrido en un fluido refrescante y vital”. Y es que este malabarista en la elaboración del vino es capaz de extraer lo mejor de las variedades y sus paisajes para elaborar productos únicos de reputado prestigio internacional.
El respeto a la tierra, la naturaleza y las variedades autóctonas hacen que Palacios Remondo sea una bodega que trata de interpretar cada añada con la máxima transparencia y pureza. El cultivo de los viñedos se desarrolla de forma natural sin ningún tratamiento químico buscando una fruta consistente y en la bodega todo se elabora de forma cuidadosa sin intervención de levaduras foráneas y conservando el vino de manera que prevalezca la pulpa de la fruta y su piel tersa buscando que el vino trascienda hacia el lado más sublime. Esta forma no invasiva y respetuosa se transmite en los vinos, así lo explica Álvaro Palacios: “da un destello especial, el vino llega a estremecer con más profundidad, llega a alcanzar rasgos de encanto más bonitos y el misterio espiritual”.
Poesía en una botella
“Alma, clasicismo y orgullo“, el tinto La Montesa es uno de los buques insignia de la bodega Palacios Remondo, un vino capaz de transmitir la armonía del paisaje, el alma de su cuidado y la luminosidad de la zona. Con una textura tersa de fruta, fluye en armonía por el paladar. Un vino valorado con 90 puntos en la guía Peñín de 2011 y 2010, pero más que la puntuación, su verdadero valor reside en el cuidado de la viña y en la implicación de Álvaro Palacios en transmitir su esencia en este tinto elaborado con un 65 % de garnacha. Un vino que luce orgulloso como ejemplo de la pasión de la bodega y su crianza eleva su intensidad para llegar a tocar el alma del consumidor. Su perfume atrae por su vitalidad y nos recuerda a piel de naranja y pomelo envueltas por cerezas, ciruelas, melocotón, higos frescos, flor de rosas y clavel.
Reivindicando el blanco riojano
En el viñedo de la Montesa crece también la viura para elaborar un vino blanco con personalidad, se trata de Plácet, el orgullo del blanco riojano, un vino que no deja indiferente por su madurez, voluptuosidad y esa sensación vibrante que transmite al probarlo. Este es el ejemplo de cómo Álvaro Palacios puede, desde su humildad, reivindicar el blanco de la Rioja con un producto personal distinguido por su gran nobleza.
Plácet se elabora siguiendo procesos ancestrales con una fermentación en foudres de 2000 litros de roble francés que le otorgan su característica untuosidad. Con su tono dorado pálido cautiva, igual que lo hace con su profundidad y pureza. En suma, la bodega Palacios Remondo acierta al decir que “se trata de un espejo íntimo de las tierras altas de la Rioja oriental en el Monte Yerga de Alfaro”.
La juventud y la madurez de los tintos
La representación de la juventud la encontramos en La Vendimia, un tinto refrescante, vivo y muy estimulante elaborado con garnacha y tempranillo a partes iguales. Su aroma nos evoca paseos por el campo mediterráneo, su profundidad nos enamora y su personalidad liviana y definida a la vez sorprenderán. Un ejemplo de que la juventud del vino puede estar vinculada a la calidad, el refinamiento y la frescura. Cuidado minuciosamente y fruto de varias viñas tradicionales nace Propiedad, un tinto de crianza 100 % garnacha. El terreno, los vientos y la altura le otorgan esta particular agilidad y es la garnacha vieja la que le da una suave musicalidad para el disfrute de los sentidos. La crianza de Propiedad sigue una crianza de corte clásico de 14 meses en roble francés, es aquí cuando despierta su carácter y se culmina su finura.
El futuro de la bodega
Sencillez y humildad podrían ser dos adjetivos asociados a Álvaro Palacios, que no cesa en su afán creativo para seguir elaborando grandes vinos. Es esta inquietud y esta vocación por seguir creciendo y transmitiendo su pasión a través del vino que le han llevado a plantar y adquirir nuevos viñedos en Alfaro. Como ejemplo descubre Valmira, un viñedo a 640 metros de altitud donde encontramos cepas de más de 30 años injertadas con garnacha autóctona, que en unos años seguro que darán a conocer un nuevo gran vino con la firma de Palacios.
También encontramos 42 hectáreas de unos viñedos tratados al estilo tradicional y rodeados de almendros para mantener el entorno. Para Álvaro Palacios el reto aquí “es hacer un vino muy grande, pero les falta edad a los viñedos, así que quizás lo hará mi hija”. En esta viña hay incluso plantadas cepas de l’Ermita, el viñedo que Álvaro Palacios tiene en el Priorat (Tarragona) y del que nace el exclusivo vino con el mismo nombre. Todo ello se traduce en un constante afán por descubrir, crear, aprender, respetar y amar el vino y todo lo que lo rodea.