Bodegas Familiares de Rioja abandona la mesa del Consejo Regulador de la DOCa Rioja.
La asociación no va a seguir participando en la toma de decisiones que van en contra del modelo de negocio de la pequeña y mediana bodega. La agrupación acreditó en 2021 la representación de 216 bodegas, más de la mitad del total, pero su participación se limita a únicamente el 8% de la rama comercial.
Bodegas Familiares de Rioja ha comunicado por carta a la Organización Interprofesional del Vino de Rioja (OIPVR) y al Consejo Regulador su abandono de las mesas de gestión de la denominación de origen. La decisión se justifica por su desacuerdo con la política estratégica, que va en contra del modelo de negocio de la pequeña y mediana bodega. “Somos Rioja, y vamos a seguir siéndolo porque tenemos todas nuestras inversiones en esta tierra y porque seguimos creyendo en ella y en su potencial para hacer grandes vinos, pero no podemos continuar formando parte de un sistema de gestión en el que se toman decisiones en contra de nuestros intereses y en el que, pese a haberlo intentando desde nuestra fundación en los años 90 del siglo pasado, no tenemos capacidad de reencaminar el rumbo de Rioja hacia un modelo de valor, de calidad”, asegura Eduardo Hernáiz, presidente de Bodegas Familiares de Rioja.
En este sentido, la asociación apuesta y defiende 'otra' Rioja, con el foco en una viticultura sostenible y en la elaboración de vinos artesanales de calidad. Están convencidos de que la situación actual de Rioja, de sus bodegas y viticultores, sería muy distinta si la política seguida en los últimos años se hubiera preocupado más de proteger el valor de las uvas, de los vinos y del territorio que de producir más cantidad de uvas y vino hasta llevar a Rioja a la situación actual, con una de las mayores crisis de excedentes de su historia enviando vinos a la destilación: “Pese a que llevamos desde 2017 produciendo claramente más uva de la que somos capaces de vender, las grandes compañías seguían pidiendo nuevas plantaciones hasta hace muy poco”, resume Hernáiz. El modelo histórico del reparto social del viñedo y de la riqueza se está quebrando en favor de compañías industriales, a las que les siguen saliendo las cuentas entre otras cosas porque venden vinos de numerosas procedencias, no sólo Rioja, además de licores y espirituosos. Se ven incapaces de cambiar un modelo de negocio que no comparten, puesto que está basado en la producción de vino para lineales de alimentación a precios con los que las pequeñas y medianas bodegas no pueden competir.
Bodegas Familiares de Rioja es crítica con la gestión interprofesional de la DOCa Rioja. Mientras en el año 2003, el precio medio de un litro de vino de Rioja era de 4,37 euros, a finales de 2022 era de 5,13 euros. Es decir, en dos décadas, ha tenido una revalorización del 17,8%, frente a una inflación que en ese mismo periodo ha sido del 51,8%, prácticamente el triple. Sin embargo, antes del modelo interprofesional, mientras el precio medio del litro en 1990 era de 2,15 euros alcanzó los 4,25 euros en el año 2002, esto es, un crecimiento del 102%, frente a una inflación del 65%. A juicio de la asociación, el modelo interprofesional ha tenido un claro efecto sobre el volumen de vino producido, pero no sobre el valor, lo que perjudica claramente el modelo de negocio de nuestros representados y, de hecho, entre sus asociados más jóvenes han detectado un absoluto desapego con la DOCa por cuanto no se sienten atraídos, ni mucho menos identificados, por este modelo de gestión.
La asociación rechaza las entrada de uvas en las bodegas de Rioja cuyo destino acaba siendo vino de mesa y para ellos es triste recordar cómo los debates de las normas de vendimia en estos últimos años se han centrado más en discutir el margen de entrada a bodega de la uva excedentaria que en los rendimientos destinados a vino de Rioja. Por su parte, rechazan la proliferación en la zona de producción de Rioja de bodegas destinadas a vino de mesa y que indudablemente están vinculadas a bodegas de la Denominación porque terminan siendo el sumidero de los excedentes de Rioja, generando una grave competencia desleal. Asimismo, abogan por la paralización indefinida de las nuevas plantaciones de viñedo y defienden que las replantaciones de viñas se realicen en suelos que permitan desarrollar una viticultura de calidad, frente a la situación actual en la que existen muchos viñedos plantados en zonas productivas y de poca aptitud vitícola de calidad.
A consecuencia de estas políticas lo que consideran que hay hoy en la DOCa Rioja son graves excedentes de vino y viñedos en suelos donde nunca se deberían de haberse plantado con un modelo que a medio plazo aboca al cierre de pequeñas y medianas bodegas y a la desaparición de explotaciones familiares de viticultores por falta de rentabilidad y por una excesiva y abrumadora burocracia, un problema que para el Consejo Regulador no existe pero que se ha convertido en una grave amenaza de supervivencia para sus representados.
Bodegas Familiares, que acreditó en el año 2021 la representación de 216 bodegas, más de la mitad que delegaron su voto en el proceso de renovación de la Interprofesional, cuenta únicamente con una representación del 4% en el pleno del Consejo Regulador (8% de la rama comercial) por un sistema puramente economicista, basado en el volumen de comercialización de vinos, que, además de injusto, perjudica claramente a la pequeña y mediana bodega. En este sentido, la asociación, que integra entre sus miembros y representados a bodegas de La Rioja, Álava y Navarra, ya advirtió en la constitución del nuevo pleno en el año 2021 que, si no había cambios estatutarios para mejorar la representación de la pequeña y mediana bodega en un plazo de dos años, abandonaría las mesas de gestión de la DOCa.
El propio juzgado de Primera Instancia nº 6 de Logroño reconocía en una sentencia, a raíz de una demanda de un sindicato agrario contra el proceso de representatividad, que “es obvio que hay cosas que merecen ser mejoradas y que provocan fricciones entre los miembros de la OIPVR (…), como quizás incrementar de algún modo la representatividad por número de bodegas a las que se represente o corregir el modo de cálculo del valor económico del sector comercializador (ya fuera por ventas reales en vez de por el precio medio de botella) o incluso modificar la mayoría necesaria para llegar a acuerdos”. Es decir, las mismas peticiones que ha hecho Bodegas Familiares de Rioja. La realidad actual es que, con este sistema de representación, la asociación se ve incapacitada para hacer valer propuestas que, tal y como hemos venido haciendo estos años y así consta en las actas, hubieran dejado a la DOC Rioja en una situación muy diferente a la actual.